UN BUEN ACTO
Ángel Alonso vuelve a brillar
con Un buen acto, su novela más reciente. Una historia que maneja la psicología
oscura sin apostar por los recursos sencillos, los que tienden a sobresaltarte sin
medida. Aquí la tensión se fragua despacio, como suele ocurrir con los buenos
materiales. Ángel te propone una historia de culpa, redención, decisiones
cruciales, y lo hace a través de Camila, una protagonista tremenda. Su
encuentro con Ilena —una joven tan enigmática como atrayente— es el inicio de
una espiral que va tornándose oscura y adictiva, tanto para Camila como para
ti, porque una vez te inicias en esta lectura ya no puedes despegarte de sus
páginas.
En lo personal, considero que el
mayor acierto de Ángel, aparte de la profundidad de sus personajes, es la forma
de involucrarte en la trama. La narración tiene un tono muy íntimo, casi
confesional, y esto no es fácil de conseguir: convencer al lector de que algo —malo—
está a punto de producirse y que sólo puede asistir como mero testigo sin caer
en clichés del género es un arte que no todos los escritores pueden dominar. Ángel
lo consigue sobradamente, y lo hace de tal modo que le permites conducir a la
velocidad que él estime oportuna, saltándose semáforos en rojo y atropellando a
quien sea con tal de que te lleve a ese lugar tan especial que tiene reservado
sólo para ti.
Acostumbro a leer más terror que
thriller, pero en esta novela he percibido muchísimas notas típicas del horror
psicológico, y funcionan perfectamente. Creo que Ángel apuesta por el proceso
más que por la adrenalina gratuita, y me parece una elección muy inteligente
por su parte.
Un buen acto es una novela ácida,
introspectiva y, pese a todo, humana. Mención especial al prólogo de la maravillosa
Martha Barilari, que, tal y como imaginaba, es la presentación perfecta para te
dejes abrazar por las artes de Ángel, quien, si ya me sorprendió con Lo que
quedó de nosotras —novela que te recomiendo leer antes de embarcarte en esta—, con
Un buen acto ha venido a consolidar sus capacidades como autor.
Querido Ángel, me has vuelto a
conquistar. Talento tienes para dar y regalar, por lo que sólo te puedo desear
todo el éxito del mundo.

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