¿ESTÁS AHÍ?
¿Cuánto llevaba queriendo leer
algo de Ariel Zorion? He perdido la cuenta, pero puedo decirte que mucho. Naviru
Shorno me recomienda tantos libros que es imposible ponerme al día, y el nombre
de Ariel ha surgido en más de una ocasión cuando hablamos de escritores
autopublicados a tener en cuenta.
En su momento, me hice con un
ejemplar de ¿Estás ahí?, y estos días, revisando los títulos pendientes de la
biblioteca, escuché cómo me decía: «Saray, soy una historia breve. Me leerás
enseguida. Vamos, si lo estás deseando...». Sí, los libros me hablan, pero ese no
es el tema.
¡Shhh! No es el tema.
¿Qué nos cuenta Ariel en esta
historia?
Alberto, un hombre cuya vida
parece definida por la estabilidad y la rutina, es responsable, trabajador,
fiel a sus valores y siempre dispuesto a cumplir con lo que se espera de él.
Pero bajo esa apariencia de orden y control, Alberto esconde una vulnerabilidad
que aflora cuando conoce a Valentina, la mujer que le cambia la vida. Con ella,
descubre un mundo de sensaciones inéditas para él, un amor tan profundo que
parece sacarlo de su zona de confort. ¿Y qué ocurre? Pues que Alberto va a
descubrir lo que realmente significa vivir. Pero, y aquí llega el puñal con el
que Ariel nos atraviesa el pecho, justo cuando todo parece perfecto, un giro
inesperado —y también cruel— pone fin a la magia. O al menos la transforma en
otra cosa.
La novela no se limita a narrar simplemente
la pérdida; sino que, más bien, profundiza en cada una de las fases del duelo.
Desde la negación hasta la rabia, pasando por la negociación y la terrible —o a
veces liberadora— aceptación. En ese sentido, la historia no puede ser más
universal.
Ariel consigue que conectes con
Alberto sin necesidad de adornarte las cosas. Escribe de forma directa, aunque
emotiva, y pese a la temática que aborda, que habría justificado caer en alguna
suerte de sentimentalismo, lo cierto es que asumes el peso de la experiencia de
Alberto sin necesidad de profundizar demasiado en lloros y dramas habituales en
una tragedia. Me parece que eso logró que la trama fluyera de manera natural y
amena.
Un libro que se lee del tirón, cómodamente.
Eso sí, cuando lo acabes, vas a pensar mucho en tus propias relaciones, en
pérdidas que has vivido, en otras que, irremediablemente, te tocará sufrir, y
también en lo poderosa que es la gratitud.
Puede que el tiempo ponga fin a
muchas cosas, pero no al amor. Porque, como diría el genial Sabina: «No hay ni
una historia de amor que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y
si lo tiene, no será feliz».
Te invito a leer esta novela
corta de Ariel, y también a que te plantees las siguientes preguntas: ¿estás
aprovechando al máximo los momentos que compartes con quienes te importan? ¿Das
las gracias a menudo? ¿Estás expresando tu amor lo suficiente?
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