ANIMALARIO
El mundo ha tomado velocidades
que escapan a mi control. Tal vez por eso es agradable toparse de vez en cuando
con lecturas como Animalario, de mi querida Victoria F. Leffingwell. Supone un
alivio para la inocencia cansada; reactiva sueños, equilibra voces internas.
Animalario es un homenaje a los
valores humanos, una invitación a que volvamos a ser niños. Podría decirte que
es un libro de cuentos cuyos protagonistas son simpáticos y entrañables
animales y que cada uno carga su propia moraleja, como hicieran las fábulas con
las que crecimos muchos. Pero en realidad esta antología es algo más. Los
cuentos son la excusa. Aquí lo que importa es la lección que te deja cada uno.
Son aparentemente sencillos,
breves, no les falta una coma ni les sobra una letra. Y con protagonistas de lo
más variados. Tenemos jirafas, elefantes, cocodrilos, ranas, ballenas,
orangutanes…, un sinfín de criaturas dispuestas a ser un mapa para reconducirnos
ahora que estamos perdidos en todas esas dinámicas que nos alejan de quiénes
somos en realidad.
Te recomiendo leerlos en
pequeñas dosis, como dos o tres perlitas antes de ir a dormir, intercalándolos
entre lecturas. Creo que así valorarás debidamente cada cuento, a velocidad
crucero, nada de acelerones.
A nivel narrativo, nos
encontramos con el estilo habitual de Victoria: sin florituras innecesarias,
sin descripciones excesivas. Un minimalismo que favorece el impacto de cada
cuento. No siempre necesitamos dar muchas vueltas en lo que a contar historias
se refiere; a veces simplemente hay que tomar la ruta más corta.
La empatía, el valor de la
autoestima, la necesidad de crecer, vivir conectados con el verdadero yo y, por
curioso que te parezca, humanidad a raudales es lo que encontrarás en
Animalario, de la fabulosa Victoria F. Leffingwell.
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