VANATOR VOL. II: TAYLOR´S MILLS
¿Qué has hecho, Leandro? ¿Qué has hecho?
En “Vanator Vol. II: Taylor’s Mills”, Leandro Pinto ofrece
una fascinante continuación de la travesía del doctor Benedict Miller,
retomando el estilo impecable y la profundidad narrativa que tanto éxito
tuvieron en el primer volumen de la serie. Pero si bien “Vanator Vol. I:
Cendreville” nos adentraba en el oscuro mundo de los vampiros y su peligrosa
caza, en Taylor’s Mills nos encontramos ante una obra aún más rica en matices
—algo que podría parecer imposible, pero con Leandro nunca puedes dar nada por
sentado—.
La novela comienza con Miller a bordo del Euterpe, un navío
británico que lo llevará hasta Esmirna, su primer destino en el camino hacia
los Cárpatos. La atmósfera a bordo del barco es simplemente excepcional. Es
inevitable contagiarse de la sensación de aislamiento y peligro inminente, y
aunque la travesía parece al principio una simple pausa en la aventura
principal, enseguida te das cuenta de que el peligro también acecha en las
entrañas del Euterpe.
Qué habilidad para generar tensión de forma sutil, jugando
con las emociones e instintos del protagonista. Pero no creas que Benedict
Miller es un Van Helsing al uso. No se trata de un cazador de vampiros
cualquiera, sino de un hombre con un talento casi sobrehumano para detectar las
situaciones de peligro, y es este instinto el que lo mantiene alerta mientras
el barco avanza hacia su destino. Sentirás cada una de las sospechas de Miller,
compartiendo pequeñas pistas de que algo no está del todo bien a bordo. Esta
parte de la novela funciona como un excelente preludio para los eventos que
están por venir, estableciendo el tono ominoso que prevalece a lo largo de la
historia.
Mientras transcurre el viaje, Miller revisita en su cuaderno
de bitácora los eventos ocurridos dos años antes en Taylor’s Mills, una
hacienda en la campiña de Worcestershire. Esta es quizás la parte más emocional
y envolvente de la novela, ya que no sólo nos muestra el primer enfrentamiento
de Miller con el vampiro, sino que también comparte la trágica historia de amor
que vivió en ese lugar.
Taylor’s Mills se convierte así en algo más que el escenario
de un combate épico entre cazador y vampiro; es un sitio que simboliza el
dolor, la pérdida y los sacrificios que Miller ha tenido que hacer en su vida.
Por supuesto, la narrativa, aparte de impecable, no olvida describir la
atmósfera, cargada de bella oscuridad y esa melancolía tan necesaria en el
género.
Leandro captura la esencia del mito vampírico en su versión
más clásica, y lo hace describiendo un monstruo elegante y oscuro que, además,
alberga un poder aterrador. Olvídate del vampiro habitual en la ficción
contemporánea; aquí encontrarás una verdadera criatura de la noche, un ser
antiguo y lleno de maldad.
La atmósfera, los escenarios, los detalles históricos,
geográficos y culturales que pueblan la novela son un reflejo del respeto que
Leandro tiene por el género del terror gótico y de su pulcritud a la hora de
abordar su trabajo.
Una obra que se ha convertido en una de las joyas de mi
colección. Gracias, Leandro, por escribir tan condenadamente bien.
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