IN-TERROR-DUMBRE ADELFA NEGRA
Vivir en el campo tiene sus ventajas: despiertas con el canto
de las aves, disfrutas del olor a tierra mojada cuando llueve, sientes la
presencia vegetal por todas partes… Y una de tantas mañanas, café en mano,
decidí ver el amanecer por una cristalera que ofrece vistas maravillosas de las
casitas rodeadas de huertos que tratan de respirar entre los caprichosos bancos de niebla que trae el otoño consigo. Entonces alcancé a ver, pegado a mi casa, un
arbusto, frondoso, con hermosísimas flores rosas y blancas. Me pareció llamativo
no darme cuenta antes de que tanta belleza traía un regalo en forma de veneno:
mi casa estaba rodeada de adelfas.
Eso me hizo pensar en la eficiencia de esta planta tan
traicionera. Es capaz de adaptarse a casi cualquier entorno, sin precisar
grandes o exigentes cuidados, y a eso hay que sumarle el veneno que concentra.
Es la planta más venenosa del mundo, y nace por todas partes, al alcance de
cualquiera. Es una herramienta perfecta para seres abyectos.
Después de leer los efectos que pueden producir la oleandrina y la neandrina que generan las adelfas, me quedé de piedra. Por un segundo, imaginé a todos los monstruos de nuestra sociedad recolectando flores rosas y blancas, como las que nacen en los alrededores de mi casa, y convirtiéndolas así en sus cómplices silentes. ¿No les resulta una imagen de lo más inquietante?
Quizá esa sea una de las razones por las que me encantan los
relatos de terror. Nos enfrentan a esa dualidad continua: lo que parece
inofensivo a simple vista puede estar cargado de peligros potenciales. No me
cansaré de decir que el verdadero horror no siempre se encuentra en lo
sobrenatural, sino en lo cotidiano, en lo que dejamos pasar por alto. E
“In-terror-dumbre Adelfa Negra” nace de esa inquietud, de la sensación de que
lo más aterrador no es lo que se nos aparece en forma de espectros o seres bajo
la cama, sino lo que florece a plena luz del día, justo frente a nosotros.
Con esa reflexión, decidí invitar a amigos y seguidores en redes a compartir sus preguntas y dudas sobre el libro. Estoy muy agradecida por la participación y el interés que han mostrado. A continuación, cumplo con lo prometido:
Naviru Shorno
“Me gustaría saber cuál ha sido el relato con el que has disfrutado más a la hora de escribirlo.”
Lengua de Cayena. Creo que no es de los relatos más complejos del libro, y sin embargo me permitió pasar un rato divertido mientras lo escribía. El protagonista, harto de todo y resignado a morir debido a la enfermedad que lo obliga a estar bajo supervisión médica, tiene esas cualidades que tanto me gustan en un personaje: le da igual todo, no teme herir los sentimientos de nadie con algo que pueda hacer o decir. Y claro, aunque en la vida real suelo huir de este tipo de sujetos, lo cierto es que en literatura tiendo a sentir un vínculo especial con ellos. Qué cosas tiene la actividad literaria. Un beso gigante, amigo.
Óscar Lamela Méndez
“¿Qué relato de este libro por culpa de su documentación
te afectó más?”
Nzambi. He de decir que el vudú es un tema que desde siempre me ha fascinado, pero hasta que no profundizas en él no eres consciente de lo que implica, de lo adictivo que puede ser recabar información y analizarla durante una larga temporada. Una vez te sumerges y empiezas a comprobar por ti mismo qué peso tienen sus prácticas para los creyentes, ya no hay marcha atrás, quedas atraído de forma inevitable y sólo quieres saber más y más. Abrazos, guapérrimo.
Miguel Aloha
“¿Cuánto tiempo has estado informándote para poder
escribir este libro?”
Aproximadamente un año, más o menos. Aunque he de reconocer que desde la adolescencia he estado interesada por ciertos temas, así que probablemente lleve mucho más tiempo, en realidad. Un abrazote, corazón.
Pablo Cabrera
“Yo quiero saber muchas cosas, pero la primera pregunta que se me ocurre es: ¿de dónde sacas los lenguajes y las fórmulas misteriosas que aparecen en el libro? Me sorprendió mucho, no porque dude de tu talento ni mucho menos, pero me surgió la inquietud de si te los inventas o te documentas en tratados o similares. En cualquier caso, el mérito es indudable. Gracias de antemano.”
Algunos son inventados, como el dialecto que emplea Vadoma
en “Lengua de Cayena”. Uno piensa que es fácil sacarse del sombrero una
sucesión de palabras y luego traducirlas con sentido, pero la realidad es que
has de pensar en que concuerden algunos términos con otros, que tengan una
estética, que haya algunos mecanismos lingüísticos lógicos; otros, como el
latín, son resultado de consultas de diccionario —ahora agradezco haber
guardado mis viejos libros del instituto, porque el volumen de latín clásico me
sirvió para recordar algunas cosas ya olvidadas por la falta de práctica. En el
caso de “Nzambi” y el criollo haitiano fue algo más complejo, ya que, de
haberse tratado de un francés estándar, habría bastado con consultar a algún
francoparlante, pero al ubicar la historia en un punto tan concreto era
necesario empaparme de la cultura, en los modelos de lenguaje de su gente y en una
larga tradición. Para ello, estuve leyendo unos cuantos trabajos enfocados en
el vudú y la herencia popular, y en medio de esta documentación encontré
algunos libros dedicados a este dialecto, tan rico y curioso que es imposible
no caer en su hechizo.
El que más problemas me dio a la hora de trabajar fue el quechua. Hay lenguas que tienen muchas particularidades a tener en cuenta. De hecho, probablemente fui a escoger una de las lenguas indígenas más complicadas, porque mantiene la raíz en algunas palabras, pero según el prefijo o el sufijo que se agregue puede variar su significado. También me maravilló saber que cuando dos personas hablan en quechua y tienen que mantener una distancia social, han de emplear sufijos que determinen el grado de cercanía entre ambos. Y por supuesto, la cosa aún se habría complicado más si hubiera optado por el quechua clásico, donde sólo se emplean tres de las cinco vocales que nosotros usamos. En fin, que yo solita me busqué ralentizar el proceso del libro, aunque ahora que ya está publicado siento que ha sido un camino interesante y enriquecedor. Gracias por preguntar, artista.
Bratt Soria Lopez
“¿En qué te has inspirado para el título? Todos los demás
In terror-dumbre estaban titulados así: con 1/2/3; o en el caso de Medianoche… ¿Por
qué ahora Adelfa Negra?”
“Otra pregunta sería: cuando escribes In terror-dumbre, ¿paralizas cualquier otra escritura o mezclas escribir esos libros de relatos con otro que estés preparado?”
Siempre estoy haciendo varias cosas simultáneamente, aunque he de admitir que en esta ocasión hubo un punto en que me obligué a escribir sólo este, porque la documentación y algunas de sus historias requirieron mi máximo rendimiento. Transcurrido el tiempo, he comprendido que, de no haber tomado esa decisión, aún no habría terminado el libro. ¡Muchas gracias por pasarte, rey mío!
Crepusculodeloslibros
“Mi pregunta sería... ¿Qué elementos o aspectos lo hacen
diferente al resto de la colección de " In-terror-dumbre"?”
Queridísima Laura, lo cierto es que con los tres primeros volúmenes de la serie no me planteaba temáticas, simplemente escribía relatos y ya. Pero a partir de “Medianoche”, me propuse darles un toque distintivo, desarrollarlos en base a una idea. Y con “Adelfa Negra” quise centrarme en la brujería, las artes oscuras, los rituales, el poder de la magia negra, las religiones sincréticas como el vudú… El proceso de documentación ha sido arduo y muy excitante. Así que, pese a que entraña mayor dificultad centrar los relatos alrededor de una temática, siento que la experiencia merece muchísimo la pena. ¿De qué irá el próximo? ¡Ah! ¿Quién sabe? Jejeje, gracias por tu pregunta, mi niña.
Carlos Martinez Diaz
“Tú, cuando haces arroz, ¿le pones dos tazas de agua por
una de arroz, o cambias poniendo más agua y después lo cuelas? Y también si lo
lavas antes para quitarle el almidón. Gracias de antemano.”
Querido Carlos, celebro que hayas empezado a mostrar interés por la cocina. Hasta donde yo sé, por cada taza de arroz, se echan dos de agua. También hay que tener en cuenta el modo en el que se va a cocinar. Lo suyo es calentar el agua y, una vez empiece a hervir, añadir el arroz y bajar a fuego medio. Y como veo que también te preocupa la toxicidad de este alimento, sí, te recomiendo que lo laves antes para quitarle el almidón. Aunque, en realidad, hay alimentos que me parecen más nutritivos y adecuados. En mi caso, prefiero las proteínas magras y algún licuado verde. De nada.
Ruben David Artiles Hernández
“Las adelfas… ¿periodo de floración, frecuencia de regado, condiciones climáticas...? ¿Qué? ¿Se dan esos datos o es otro "Pozo de Granados" donde sí, engancha, acojona, sorprende, todo bien, pero ni un dato sobre el pozo?”
Vamos a resolver todas tus dudas, Rubén: Las adelfas (Nerium
oleander) son arbustos muy populares por su belleza y resistencia. Aquí tienes
los detalles sobre su cuidado:
El periodo de floración se produce de primavera a otoño. Si
el clima es cálido, pueden florecer casi todo el año. No requieren demasiados
cuidados; de hecho, resisten bien las sequías. Aun así, si quieres cuidar de
ellas, lo recomendable es regarlas una vez a la semana. Son muy agradecidas, se
conforman con una ración básica de sol y son capaces de aguantar temperaturas
frías. Si estás interesado en plantar alguna por tu casa, ten en cuenta que,
pese a ser fáciles de mantener, son extremadamente tóxicas si se ingieren. Lo
digo porque te conozco y sé que enseguida te llevas todo a la boca.
Esto ha sido todo, guapérrimos. Gracias a quienes
participaron con sus preguntas y a quienes ya tienen en su haber un ejemplar de
“In-terror-dumbre Adelfa Negra”. Sin ustedes, queridos lectores, mi trabajo no
tendría sentido.
Para quienes estén un poco despistados y aún no hayan conseguido
el suyo, pueden hacerlo a través de Amazon: https://amzn.eu/d/gp06XzK
También puedes ponerte en contacto conmigo directamente si lo quieres dedicado, a través de redes sociales o enviando un email a libros@sarayramirezweb.com
Muy interesante todo!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Un abrazo grande!
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