LO QUE QUEDÓ DE NOSOTRAS
La culpa, ese intrínseco y
espinoso laberinto emocional, despierta en el alma humana una búsqueda
constante de redención y paz interior. Nos enfrentamos, ineludiblemente, al
espejo de nuestros actos, viviendo en una dualidad donde el dolor y la
necesidad de perdón se unen en un tango melancólico que nos lleva a cuestionar
la esencia de nuestras propias decisiones. ¿Es el acto de perdonarse a uno
mismo un sendero hacia la liberación o una perpetua cárcel de remordimiento? Y en
medio de este dilema, “Lo que quedó de nosotras” de Ángel Alonso, nos lleva de
la mano a un camino donde la violencia y la complejidad campan a sus anchas.
Este thriller genial encapsula un peregrinaje de dolor,
memoria y venganza. Elián y sus amigas Ada e Izaskun inician un viaje con un
fin tan simbólico como concreto: arrojar las cenizas de su amiga Nerea en el
lago Mortigo, escenario de un recuerdo funesto. La aparición de tres hombres,
liderados por el carismático Bosco, las desvía hacia un entorno paradisíaco y
aparentemente sereno a orillas del mismo lago, prometiendo un respiro en su difícil
viaje. Pero lo que comienza siendo una pausa de prometedora liberación se
transforma en un juego perverso y una lucha brutal por la supervivencia. ¿Cómo
te quedas?
Ángel escribe muy bien, su narrativa es meticulosa y rica en
detalles. Cada descripción es asombrosamente visual, y la trama se desarrolla
con un ritmo sosegado que, por paradójico que suene, magnifica la tensión
subyacente capítulo tras capítulo. Es imposible no ver todo cuanto ocurre en la
historia con una claridad cinematográfica.
Destacada su capacidad para crear una atmósfera densa y
palpitante, donde los detalles no sólo sirven como elementos descriptivos sino
también como herramientas que aumentan la inquietud. El ritmo sosegado no debe
confundirse con la falta de acción o suspense; por el contrario, este ritmo
calculado te permite saborear cada instante de tensión, cada revelación, cada giro
en la trama, convirtiendo la lectura en una experiencia absorbente. Y no sólo puede
considerarse un método narrativo; en lo personal, sentí que este recurso
gráfico era usado como un vehículo para llegar al clímax sin prisas, lo cual me
pareció todo un acierto.
Hablemos de los personajes. Son simultáneamente enigmáticos; visceralmente
reales. Aunque cada personaje ostenta su propio espacio y relevancia en la historia,
Elián y Bosco se disputan, en una suerte de arte dialéctico, el primer puesto
en el podio del protagonismo.
Elián, con su doloroso bagaje y búsqueda de cierre, presenta una
personalidad imposible de ignorar. A menudo, las tragedias crean grandes y
profundas transformaciones, y en su caso, los paisajes de oscuridad, culpa,
remordimiento y una necesidad desgarradora de redención, van a procurarnos un
perfil literario único.
Por otro lado, Bosco se nos presenta como un personaje que,
bajo una capa de carisma y aparente franqueza, oculta un mar de motivaciones,
deseos y tormentas emocionales que son tan cruciales como enigmáticas para la
trama. Bosco es el catalizador y el antagonista, uno fabuloso —lo digo como fiel
seguidora de los villanos maquiavélicos—. Como personaje me parece un diez, no
sólo por sus apetitos siniestros, sino porque gracias a él se desata una serie
de catástrofes que van a extraer lo mejor —lo peor— de Elián.
La relación entre Elián y Bosco establece un diálogo sutil pero
incisivo acerca de las necesidades emocionales y las sombras que cada individuo
esconde. Los dos, con sus respectivas motivaciones, sostienen una narrativa que
va más allá del terror: atraviesan los límites emocionales y éticos para demostrar
que los seres humanos podemos ser arrastrados por las creencias más arraigadas,
por seguir las voces de esos demonios terribles que a veces hablan más alto de
lo que querríamos.
Ángel ha conseguido revelarnos una verdad universalmente
inquietante: todos somos capaces de albergar una oscuridad que, bajo
circunstancias concretas, puede manifestarse de maneras aterradoras. Elián y
Bosco nos recuerdan que las sombras no discriminan y residen en cada uno de
nosotros, esperando el momento adecuado para ser desveladas.
Buen trabajo, Ángel. Es posible que me cueste dormir las
próximas noches, pero igualmente te agradezco este libro.
Brutal reseña Saray...un libro muy especial para mí...de lo mejorcito que he leído en 2023...se nota que eres escritora... que reseña más impresionante...soy Juan Flores...
ResponderEliminarJuan!!! Muchas gracias por leer y comentar, mi niño. Y también por tener siempre palabras tan maravillosas a la hora de tratar conmigo. La novela de Ángel es divina. Seguiré leyendo sus obras jeje. Un beso grande, guapérrimo!
Eliminar