EL COLECCIONISTA DE SONIDOS
Aunque en nuestros días se califica
de escabrosa la práctica de los castrati, existió un tiempo donde este
sacrificio era la vía de escape para muchos, la única esperanza de una vida
mejor a pesar de las desgarradoras condiciones. Los castrati fueron sometidos a
una mutilación terrible desde edades muy tempranas con el propósito de
preservar la pureza y el tono de sus voces infantiles. Una práctica brutal que
al mismo tiempo brindaba una posibilidad de estatus y reconocimiento a quienes
sobrevivían a la intervención, cosa que ocurría muy de vez en cuando.
La historia de los castrati es
una parte oscura de la historia de la música, particularmente en la época del
Barroco. Su existencia respondía a una demanda de voces agudas, con un timbre
especial y una capacidad pulmonar mayor que la de las mujeres, una combinación
que daba como resultado un sonido único. Farinelli, por ejemplo, es uno de los
nombres más conocidos de la época, un castrato que gozó de un inmenso éxito en
su tiempo.
En "El coleccionista de
sonidos", Fernando Trías de Bes nos mete de lleno en este mundo violento y
fascinante, presentándonos a Ludwig Schmitt, un sujeto que combina las
características más oscuras de los castrati con una obsesión singular: la
recolección de sonidos. Schmitt es un personaje perverso y genial a la vez, y
su viaje a través de la novela revela la brutalidad y la belleza del mundo que
le rodea.
En esta historia el terror, el
suspense y la ficción histórica se fusionan con maestría. La narrativa está
construida con una densidad poética cautivadora, arrastrándonos a un mundo de
sonidos descritos con tal intensidad que parece que uno puede oírlos. A través
de la figura de Schmitt, descubrimos que los sonidos pueden ser algo más que
meras ondas de presión en el aire: pueden ser experiencias emocionales,
memorias e incluso armas.
Ludwig Schmitt es un personaje
que busca la perfección en el sonido, y esa búsqueda le lleva a una exploración
obsesiva del mundo sonoro que le rodea. Pero su obsesión tiene un precio, y es
que el amor también tiene su propio sonido, uno que no puede coleccionar sin consecuencias
horribles.
La novela nos ubica en la
Alemania del Romanticismo, con tintes de la ópera de Tristán e Isolda en su
trasfondo. Este marco histórico dota a la historia de una atmósfera rica y nutrida,
haciéndonos viajar a una época llena de contrastes y conflictos. Si a eso le
sumamos la figura de los castrati, las descripciones de Trías de Bes acerca de
su vida y sufrimiento, tenemos un trabajo redondo donde se cuestiona el precio
del arte y el sacrificio humano que conlleva.
Esta obra me sorprendió por
múltiples razones. La primera, porque es muy original y profunda, con un estilo
impecable y un argumento que maneja de forma excelente la violencia y la
belleza. La habilidad de Fernando Trías de Bes para captar y describir los
sonidos a través de su narrativa es impresionante, y su historia, aunque oscura,
también tiene la capacidad de sacudirnos las emociones, no sólo las que surgen
del horror.
Un libro que sin duda recomiendo
a aquellos que estén dispuestos a descubrir los límites del arte y la
humanidad.
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