A LA HORA DE LOS MONSTRUOS
La confianza entre individuos es un asunto delicado. La arquitectura
de nuestras relaciones es realmente frágil: un día parece sólida, fundamentada
en afectos y experiencias compartidas, y al siguiente, amenaza con desplomarse
colmada de decepción y pesar. En un mundo donde se nos anima a socializar, pero
también se nos recomienda ser cautelosos, avanzamos con precaución mientras
pretendemos estar desvinculados del resto. Es una tarea extenuante, dicho sea
de paso.
Jota Perrico, en su espectacular novela "A la Hora de
los Monstruos", aborda aspectos de la condición humana con un dominio
narrativo impresionante. Nos guía a través de un oscuro laberinto donde las
mentiras, los secretos, la violencia y la maldad se convierten en compañeros de
travesía. El cóctel es intenso y terriblemente satisfactorio.
Uno de los aspectos más destacados de la novela es el
escenario, que sirve de conexión tóxica entre personajes. La transformación de éstos
a lo largo de la trama está íntimamente conectada al entorno, y a medida que
van sucediendo cosas el lugar va adoptando matices muy oscuros, claustrofóbicos.
Impresiona ver cómo Perrico lo utiliza para hacer una disección aguda de la
sociedad, profundizando en la psicología de personajes con pasados tan
complejos y variadas formas de enfrentar la responsabilidad de sus actos.
La novela se desarrolla en Isla Encanta, un lugar que aparenta
ser apacible y donde el tiempo parece estancado. Hace 25 años, la comunidad
quedó consternada por el asesinato de unas niñas, un crimen atribuido a Rafael,
personaje intenso donde los haya. Tras su paso por la cárcel, regresa a la casa
de su madre, encontrándose con la hostilidad de los lugareños y cruzándose con
Ismael, cuya vida cambiará irremediablemente.
Isla Encanta no deja de ser una metáfora de la vida misma y
de cómo las relaciones humanas pueden volverse intrincadas y volátiles. En
última instancia, la novela plantea preguntas provocadoras sobre la confianza,
la verdad, los vínculos, los intereses personales, la violencia, el dolor, el
control social, la integridad y la maldad como un concepto profundo y
terrorífico. Nos obliga a mirar hacia adentro y reflexionar sobre cómo nuestras
propias acciones moldean las relaciones que construimos y también las que
destruimos.
El ritmo de "A la Hora de los Monstruos" es muy
particular. Al principio, la trama parece avanzar a un ritmo tranquilo, a
velocidad crucero, pero conforme se desvelan secretos y eventos siniestros, la
intensidad se acelera y uno siente que va a toda marcha. Los diálogos están muy
bien elaborados, y a través de ellos, Perrico dibuja un retrato vívido de cada
sujeto.
La desintegración familiar y las carencias afectivas son
temas de enorme relevancia en la obra. Los personajes están atrapados en
relaciones rotas o debilitadas por el paso del tiempo. Perrico no se aleja de la
brutalidad y de cómo el abuso puede impactar en la vida de alguien. Su descripción
detallada de diferentes formas de maltrato –físico y emocional– brinda una
visión desgarradora sobre cómo estas acciones negativas pueden tener efectos a
largo plazo en el bienestar de un individuo.
Adicionalmente, la novela indaga en la naturaleza de la
maldad, presentando una variedad de perspectivas. ¿Nace alguien malvado o se
hace malvado debido a las circunstancias? ¿Hay una línea clara entre el bien y
el mal, o existen tonos de gris que son más difíciles de discernir?
Es crucial también destacar cómo "A la Hora de los
Monstruos" va más allá al examinar los peligros de la manipulación y el
control de masas a través de las mentiras. La información —o más bien la falta
de ella—, puede ser utilizada como una herramienta para controlar a las
personas y cómo esto puede tener consecuencias devastadoras. En Isla Encanta,
observamos cómo se manipula la percepción de los hechos para servir a ciertos
intereses, y es, a todas luces, el elemento más siniestro de la historia.
La facilidad para desatar la violencia puede ser
alarmantemente rápida si dejamos fuera de la ecuación el pensamiento crítico.
Los personajes en la novela se ven a veces arrastrados por rumores y mentiras,
lo que lleva a una escalada de violencia y paranoia. Esto nos invita a
reflexionar sobre la importancia de mantener un pensamiento crítico y ser
escépticos ante la información que nos llega, en lugar de aceptarla ciegamente
y permitir que influya en nuestro modo de proceder.
Es imprescindible detenernos en cómo Perrico enlaza su
narrativa con un hecho que aún retumba en la conciencia social. Resulta
inevitable recordar uno de los crímenes más sonados de la historia reciente de
nuestro país, que marcó profundamente la psique colectiva. Este crimen, como el
de la novela, puso de manifiesto la facilidad con la que la verdad puede ser
manipulada y cómo la violencia puede ser desencadenada por pasiones y
prejuicios irracionales. Fue un suceso que transformó nuestra forma de pensar
respecto a los medios de comunicación y el poder, y puso en primer plano la
fragilidad de la confianza entre individuos y comunidades.
En ese sentido, Jota Perrico no sólo ha elaborado una
historia absorbente, sino que también ha creado un espejo que refleja los
aspectos más oscuros de la psicología humana.
Me ha encantado esta novela, creo que el modo en que trata
temas tan profundos y atemporales demuestra el enorme trabajo que ha hecho su
autor, cuyo estilo narrativo merece un reconocimiento especial. Es rico y nutrido,
con descripciones que transportan a escenarios muy auténticos. Cada palabra
parece haber sido elegida con cuidado para maximizar el impacto emocional y si
a eso le añadimos la carga de matices, la crítica social y la tensión creciente,
el resultado es simplemente impecable.
“A la hora de los monstruos”, novela imprescindible,
guapérrimos. Canelita en rama.
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