Una guerra perdida
Centellean tus palabras dolientes
ante mi beso de espanto
y masticas odios secos
mientras tus puños cerrados
ira y fuego desprenden.
Fulgurante tu metralla
se abre paso entre la carne,
lacerante e incisiva;
codiciosa, despreciable,
y con hambre de batalla.
Tú que matas y resuelves,
tú que curas y lastimas,
sana al mundo con tu alivio
ahora que la Historia no mira;
ahora que el silencio nos envuelve.
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