Hoy tengo el inmenso placer de invitarte a descubrir las páginas de mi última creación, una novela caótica y llena de estrés: “El Laberinto de la Araña". En esta trama encontrarás un amasijo de emociones retorcidas, un viaje al corazón mismo de la oscuridad humana y las consecuencias terribles que pueden arrastrar las perversiones. Quiero que imagines un laberinto, no de paredes y pasillos, sino de egoísmo, sangre y dependencia. Para mejorar la situación, entre sus recovecos se esconde una araña cuyo veneno es potencialmente mortal. Desde un punto de vista objetivo, ¿te parece plausible escapar de algo así? ¿Crees que alguien con una salud mental de hierro puede hacer frente a un laberinto diseñado para aterrorizarle? ¿Acaso todos somos capaces de diseñar trampas de estas características? ¿Quiénes protagonizan esta historia? Podría hablarte de Hebe Miralles, una mujer intoxicada de obsesiones primarias con antecedentes penales por acoso y agresión. Durante el proceso que ...
Desde la más dulce infancia, recibimos una descripción muy específica acerca de las brujas: señora malcarada, con sombrero picudo, atuendo de negro riguroso y verruga en la nariz. Probablemente el cine y la literatura tengan culpa de esta imagen estereotipada, o puede que su construcción sociocultural sea mucho más profunda y compleja. A lo largo de la historia, las brujas han sido vistas como símbolos de poder y rebeldía; también como objetos de miedo y represión. En el artículo anterior ya hablamos de cuán crueles fueron los destinos de muchas mujeres que rompían con los estándares de su tiempo. Por si no lo has leído, aquí te lo dejo: "Arde, bruja" En el ámbito literario, obras como "Macbeth" y "La tempestad", ambas de Shakespeare, han contribuido a la representación de las brujas como figuras malignas que traen desgracia. Estas narraciones se han perpetuado a lo largo de los siglos, dando lugar a una imagen distorsionada de la brujería que asoci...
Hace unos días, el guapérrimo J. Mendoza decidió obsequiar a sus lectores con un relato y me pareció una oportunidad perfecta para descubrir su arte. “La vida que nunca tuve” es una lectura breve pero intensa, y nos presenta la vida de Izarbe, una mujer que intenta reconstruirse tras la muerte de su marido, y para ello toma la decisión de adoptar a Bruno, un niño sin identidad conocida, a quien espera llenar de amor y propósito. Sin embargo, la tranquilidad que busca Izarbe se ve interrumpida cuando un cadáver aparece en un jardín cercano, situación que la conduce a cuestionar la delgada línea entre la cordura y el delirio. La historia mantiene el equilibrio perfecto entre emoción, misterio y esas notitas de terror que tanto me gustan. Y uno de sus puntos fuertes es el ritmo. Aquí no hay espacio para el aburrimiento; en cada página, la atmósfera logra mantenerte en constante tensión. Además, las escenas oscuras son especialmente llamativas, muy fáciles de visualizar. Hay una ri...
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