MADAME BOVARY

A ver cómo explico yo lo que me ha pasado con este clásico... Supongo que una buena forma de hacerlo es decir que ha sido una experiencia… ambivalente. Durante buena parte de la novela —más de la primera mitad— me aburrió soberanamente. Llámame rara, pero cuando se dedica página y media a describir los atuendos de los invitados de una boda, me da por resoplar y contar los minutos que dedico a la lectura. Sí, lo reconozco: soy una lectora impaciente. Aun así, cuando se trata de clásicos me pongo las gafas de la época y trato de mimetizarme con el entorno y la forma de pensar de los personajes; ni siquiera de esta forma fui capaz de dejarme llevar por el ritmo pausado y esa cotidianidad gris que el autor manifiesta a cada rato en el escenario rural. Sin embargo, y como suele suceder con los mejores trucos de magia, no fue hasta casi el final que todo cobró una fuerza inesperada gracias a la enorme carga trágica que hace de este un clásico indiscutible y que justificó el sufri...