EL PESO DEL SILENCIO

 


Mi adorado Ángel Alonso me regaló hace poco un ejemplar de “El peso del silencio”, de Martha Barilari, y debo confesar que he quedado maravillada. Además de deleitarme con un prólogo de leyenda en la novela, Ángel ha dejado patente su exquisito gusto como lector. Querido amigo, agradezco profundamente este regalo que no sólo ha enriquecido mi biblioteca, sino que también me ha descubierto a una autora fascinante.

Martha nos lleva con esta novela a un mundo donde la naturaleza y la soledad moldean la vida de Beltrán, un personaje complejo cuyo día a día es frío como el mármol. La historia nos muestra cómo de terribles pueden ser los traumas de la infancia, de cuán oscuras son, por poco que nos guste admitirlo, algunas relaciones familiares, y de lo fácil que es sucumbir a los instintos más oscuros que puede albergar un ser humano.

En cuanto a la ambientación, Martha consigue meterte de lleno en una atmósfera opresiva, situándonos en la realidad social de los Pirineos del siglo XIX. Todo está descrito de forma sobresaliente: el clima, la precariedad, los escenarios rurales, la realidad sucia y básica y un sinfín de elementos siniestros, crudos, macabros y todas esas cosas que ya sabes cuánto me gustan.

Martha aborda el horror de forma directa, desde una aparente sencillez. Y digo aparente porque para hacer lo que ella hace en este libro hay que tener una relación profunda con las palabras y la psicología humana. Cada escena está impregnada de una intensidad visceral, donde la muerte y la sangre se mezclan con pasajes colmados de poesía, de tal forma que se va creando un contraste suculento entre la belleza humana y su lado más perturbador.

Brillante. Así de simple.

Y qué decir del protagonista. Beltrán es un personaje asombroso, con esa lucha continua entre la luz y la oscuridad, entre lo tierno y lo salvaje. Es inevitable sentirse conmovido con su versión más dócil e infantil, la versión inocente que quiere persistir a pesar de todo. Al mismo tiempo, hay segmentos tan demoledores en esta obra que tendrás que detener la lectura a ratos y tomar aire para poder continuarla.

Martha usa a Beltrán y la crueldad de su mundo para enseñarnos lo sombría que puede ser nuestra condición humana; que a veces tendremos que enfrentarnos a nuestras propias pulsiones, quizá horribles y grotescas, y a la vulnerabilidad inherente a la especie.  

Martha Barilari ya tiene un lugar de honor en mi estantería, así que te invito, cómo no, a descubrir su talento. ¡Ya estás tardando!

¡Canelita en rama!

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