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Mostrando entradas de diciembre, 2020

Hora de pagar

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  Oigo las voces de los querubines. Están ahí, en la superficie, ajenos al polvo sucio de las ruinas, quizá flotando en la ceniza. Y yo asciendo, me impulsa la confusión. Guiada por el coro que ahora canta artes de dicha y propaganda de justicia, me preparo para abrir los ojos, cuando éstos dejen de arder por el dolor.   Sigo en ascenso, la marea se deshace de mí. Soy materia de un barco que zozobra mientras ellos cantan. Mi alma se eleva entre tiples y contraltos. Se abre el techo y subo, avanzo rauda hasta el sendero de doradas flechas, a dentelladas contra las nubes que se resisten. Y no miro abajo por temor a encontrar de nuevo la grieta salvaje de la muerte, la misma donde yacen las oscuridades del corazón. Me aterra caer como aguacero violento, arrastrando conmigo cada pedazo de cielo que abarquen las manos. Pero finalmente me atraviesa la tormenta. Bello es el réquiem que cantan los querubes mientras me aferro a la tierra, luchando contra la gravedad de insolente urgencia. El ag

VI

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  Las personas no estamos educadas para escuchar. La finalidad de todo intercambio de palabras es imponer el criterio propio, considerándonos sublimes vencedores si en un brutal combate, donde los adjetivos se convierten en guantes de boxeo, conseguimos que el rival acabe desplomado sobre el ring. A menudo veo el mundo como un gran local nocturno donde la música y el barullo se entremezclan en un caos incomprensible, uno en el que los enfrentamientos se suceden con tanta asiduidad que ya casi ni se interviene para tratar de evitarlos. El diálogo se convierte en discusión, y algunos, exhaustos tras tanto ruido gratuito, hemos optado por el destierro. Dos minutos en el exterior son suficientes para darme cuenta de que estaba muy bien dentro de mi cueva. No comprendo a las personas. Lo intento, pero se me dan fatal. Tal vez sea porque no paran de gritar y de convulsionar cuando alguien osa llevarles la contraria. Semejante exposición tiñe el entorno de desasosiego y hasta de terror, entur