EL OTRO LADO
Acabo de terminar “El otro lado”, novela de Abel Rincón
Escudero, y necesito contar mis impresiones ahora que están frescas.
Para quienes pretendemos ser escritores —servidora es sólo
una cuentahistorias— este libro resulta inquietante y terrorífico. Abel nos
invita a sumergirnos en el mundo del bloqueo creativo, una experiencia que
puede ser paralizante para cualquier artista.
Este fenómeno, que podríamos describir como una mutilación
temporal del arte, se convierte en el núcleo de la lucha interna del
protagonista, Roberto Blake. Tras el éxito rotundo de su primera novela, Blake
se enfrenta a la aterradora página en blanco, un símbolo de su crisis creativa
y de su incapacidad momentánea para expresarse mediante la escritura. Y bajo
esta premisa, Abel construye un thriller psicológico que va más allá del mero
suspense, profundizando en la mente de un escritor en crisis, un territorio tan
fascinante como peligroso. La obsesión también forma parte del arte, y este
concepto, tan letal como suena, puede llevar a un autor a transformar su
realidad por completo.
La trama gira en torno a la aparición de una presencia
inquietante que observa a Blake desde una ventana vecina. Y el misterio
alrededor de esta figura lo distrae cada vez más de su propósito inicial de
escribir, pasando de la simple curiosidad a un caos de paranoia y miedo. Abel
maneja muy bien el lenguaje y el crecimiento de la intriga; sabe perfectamente
cómo mantener el equilibrio entre lo que entendemos como una realidad tangible
y demoledora —el bloqueo de Blake llega a ser tan duro que hasta nos duele— y los
elementos sobrenaturales que van sucediéndose en la trama. Todo aderezado con
un estilo narrativo impecable.
Lo más destacado quizá sea el modo en que te vas
acostumbrando a la distorsión que vive Roberto. El hecho de que el texto sea
básicamente un compendio de pensamientos y reflexiones personales hace que
tengas una conexión muy íntima con el protagonista. Así, a medida que avanza la
trama, vas viviendo de primera mano la ansiedad y el pánico que siente Blake, y
también su frustración ante el síndrome de la página en blanco. Su
desconfianza, la pérdida de la fe, el horror de la soledad, el miedo al
fracaso…, todas estas emociones pasan por ti a lo largo de la lectura, y eso me
ha parecido una experiencia única. La premisa de que cuanto más bloqueado está
Roberto, más difícil le resulta conectar consigo mismo y con los demás es
simplemente brillante. La carga emocional que experimenta mientras trata de
superar su propio legado te atraviesa hasta el punto de vivirlo como un asunto
personal.
Te felicito, Abel. Es una novela fantástica. ¡Seguiré
leyéndote!
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