PONZOÑA

 


¿Qué pensarías si te dijera que esta novela es una inmersión perturbadora a los abismos de la maternidad y el horror sobrenatural?

Así de entrada, puede parecer algo exagerado, pero las sensaciones que me dejó esta lectura perduran en el tiempo, y esto, al menos en mi caso, es signo de que la historia es de esas que te dejan temblando.

David Luna Lorenzo, el visionario detrás de este impresionante libro, es un autor cuyos laureles incluyen distinciones en ciencia ficción y fantasía. En su repertorio cuenta con narraciones fascinantes como "El ojo de Dios", "Laberinto Tennen", "Éxodo" y la inquietante novela corta que deseo resaltar hoy: "Ponzoña".

La trama se despliega a través de la mirada de Sandra, una joven que comparte vida con un músico en una casa okupada. Los retos cotidianos a los que se enfrentan se complican aún más cuando se queda embarazada y empiezan a suceder fenómenos inexplicables a su alrededor.

La narración en primera persona se mueve fluidamente entre el presente, cuando su hija Ana tiene seis años, y el pasado, durante el embarazo. Esta estructura narrativa, apoyada por capítulos cortos y ágiles, inyecta al texto una energía vibrante que genera un interés inagotable en la trama.

La ambigüedad es un recurso que Luna Lorenzo maneja con destreza. Mantiene un delicado equilibrio entre la realidad y la psicosis. Las vivencias de Sandra y los acontecimientos que la envuelven están sumergidos en un mar de incertidumbre. ¿Son auténticos los fenómenos paranormales que Sandra dice percibir? ¿O son reflejos de una mente fracturada? Esta ambigüedad es un catalizador que te impulsa a descubrir la verdad desde una sed frenética.

Un elemento fascinante de la novela es cómo el autor utiliza elementos sutiles, como el simbolismo numérico, para añadir profundidad. Luna Lorenzo se enfoca en la hora 3:33 como un punto crucial para muchos de los horrores de Sandra. A través de ello, establece conexiones con la numerología y lo sobrenatural, incrementando la intriga y la tensión de la historia.

Aunque Sandra es el núcleo palpitante de "Ponzoña", la novela se enriquece con una serie de personajes secundarios que aportan matices y complejidad a la trama. Desde la pareja de Sandra, quien oscila entre lo racional y los relatos perturbadores de su novia, hasta Doña Julia, cuyo enigmático y opresivo hogar sirve de escenario para algunas de las escenas más sobrecogedoras del libro.

Uno de los mayores aciertos de Luna Lorenzo en "Ponzoña" es la atmósfera asfixiante que construye. La sensación de claustrofobia está muy presente a lo largo del texto y te sumerge en un mundo que se siente tan real como aterrador. La energía a ratos es muy densa y opresiva, a la par que gráfica, porque las descripciones de esta novela son… ¡tremendas! Me costó deshacerme de algunas imágenes, todo sea dicho.

Y, por supuesto, nos encontramos ciertas influencias literarias. Imposible ignorar algunos elementos de clásicos como "La semilla del diablo" de Ira Levin o "El exorcista" de William Peter Blatty. Esto, unido a la declaración del autor de que ciertos elementos de la novela están basados en hechos reales, proporciona un telón de fondo escalofriante que intensifica la sensación de terror.

Esta novela combina un ritmo narrativo electrizante con una atmósfera siniestra y personajes cargados de emociones complejas. Con su astuto uso de la ambigüedad y ese poder para arrastrar al lector a un mundo oscuro y sobrenatural, David Luna Lorenzo se consolida como un maestro en el arte de construir relatos de terror. "Ponzoña" no sólo es una valiosa adición al género, sino una historia que permanecerá en tu retina mucho después de haber cerrado el libro.

“Emponzoñada” me hallo.

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