LA GUERRA DE LOS MUNDOS
En el infinito universo, tachonado
de estrellas y bañado en un inquietante abrazo de oscuridad, nuestra esfera
azul parece insignificante. Seguro que más de una vez, observando el cielo
nocturno, te habrás preguntado sobre la existencia de vida en otros mundos.
¿Estamos solos en esta inmensa vastedad o hay otros seres que miran hacia las
estrellas con el mismo pensamiento? Si tales civilizaciones existen, ¿qué
implicaría su existencia para nosotros? La proximidad con otras especies del
cosmos podría ser una bendición. O quizá no. Del lado bueno, tendríamos la
posibilidad de compartir conocimientos y tecnologías, un intercambio que quizá
sería positivo para nuestra evolución. Sin embargo, también podría suceder que
estas entidades nos vieran como dóciles esclavos o incluso como una plaga a la
que exterminar.
Esta reflexión nos lleva
directamente a "La guerra de los mundos", una novela de H.G. Wells
que se adentra en el concepto de la amenaza extraterrestre. El hecho de que
fuera publicada en 1898 le concede el título de genio a este prolífico autor,
capaz de hablar tanto de conflictos interplanetarios como de viajes en el
tiempo.
Wells nos cuenta la historia de
una invasión alienígena en la Inglaterra victoriana. La novela comienza cuando unos
cilindros metálicos provenientes de Marte aterrizan en la Tierra. De estos
objetos extraños emergen marcianos con tecnología avanzada, y comienza un
ataque devastador contra la humanidad. Con sus titánicos trípodes de guerra, estos
intrusos parecen invencibles, y nuestra especie se desmorona ante su asalto.
El personaje principal —cuya
identidad no es revelada—, es un filósofo de la ciencia que se encuentra en el
epicentro de la invasión. Junto a él, experimentamos el horror y la lucha por
la supervivencia. Su perspectiva y su crecimiento a lo largo del relato son
fundamentales, y es inevitable identificarnos con él mientras trata de entender
y sobrevivir a esta calamidad.
Uno de los aspectos más
destacados de "La guerra de los mundos" es el estilo narrativo de
Wells. Su habilidad para describir escenas de devastación es inquietantemente
profética —y aterradora al máximo—. La atención meticulosa de Wells a los
detalles científicos y su capacidad para construir una atmósfera de tensión
hacen que la novela sea absorbente.
El léxico, el ritmo y la
estructura son de una calidad que trasciende el tiempo. Me resulta admirable
que, a pesar de haber sido escrita hace más de un siglo, la novela siga siendo
accesible y emocionante hoy en día. Quizá no sea para todos los públicos, por
aquello de que hay ojos más impacientes que otros, pero honestamente, siento
que es una lectura imprescindible.
Y llegado el caso de toparnos
con una realidad como la propuesta por Wells, ¿superaríamos nuestros miedos y
prejuicios para abrazar la posibilidad de un universo compartido, o caeríamos
en la desesperación y el conflicto? "La guerra de los mundos" nos
ofrece un escenario, pero la verdadera respuesta yace en nuestra capacidad de
crecimiento y comprensión como especie.
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