NOS4A2

 


Si aún no has leído «NOS4A2» de Joe Hill, no sabes lo que te estás perdiendo.  

El estilo de Hill es tremendamente ágil, lo que ayuda a que la narración de un libro tan extenso como este no se antoje lenta. Con 800 páginas, el texto puede dejarte exhausto, desde la propia estructura hasta las muchas referencias que emplea. El diseño de la novela es en sí mismo un juego inteligente, ya que el final de cada capítulo deja siempre una frase inacabada, cuya continuación se encuentra en el inicio del siguiente, por lo que el lector compulsivo que llevas dentro se verá tentado a seguir y seguir leyendo.   

En "NOS4A2", Victoria McQueen, Vic para sus seres más allegados, se nos presenta como una experta en encontrar objetos perdidos y entradas a lugares secretos. Pero no es el único personaje especial en esta historia. En el lado de los malos, tenemos a Charlie Manx, un villano como pocos que tiene el don de convencer a los niños para que suban a su Rolls-Royce Wraith (el Espectro) y se dirijan a Christmasland, paraíso de lo siniestro. Cuando Vic y Manx se encuentran cara a cara, la cosa se complica bastante.   

Vic es un personaje excepcional: tiene un punto de valentía, pero también es rebelde, con un carácter difícil y una tozudez extrema. A medida que va creciendo, descubrimos su capacidad para enfrentarse a las circunstancias, convirtiéndose así en una protagonista destacada. Vamos, un “viaje del héroe” de manual.   

El enfrentamiento de los dos personajes se cuenta a través de una cronología temporal. Vic es la única hija de una familia que vive en una zona rural de Estados Unidos, sumida en problemas económicos y con el alcoholismo y el maltrato como principales amenazas para su inocencia. El entorno de nuestra protagonista no es el mejor ambiente para una niña, pero Vic encuentra la forma perfecta de escapar de la realidad: el Atajo. Con su bicicleta, atraviesa un puente cubierto de madera, ahora derruido, que la conduce directamente a cualquier cosa que esté buscando, ya sea un objeto o una mascota perdida. En el interior del Atajo, la estática de la radio, un ruido constante y ensordecedor, la presencia de murciélagos revoloteando con insistencia y las señas pintadas en una pared a modo de mapa, la acompañan hasta su destino.  

Ha quedado claro que Vic es especial, pero Manx, el villano estrella, es dibujado como un malvado sublime. Vic tiene sus recursos y Manx no se queda corto. Él conduce el Espectro hasta que llega a Christmasland, un parque temático navideño donde lleva a los niños para "salvarlos". Entiéndase lo de salvarlos como una transformación perversa. Los pequeños acaban convertidos en seres oscuros de dientes afilados que se quedan en el parque para siempre, desprovistos de cualquier atisbo de humanidad. Manx es una versión moderna del vampiro clásico, y en este caso no se alimenta de sangre, sino de la inocencia de los niños. De esta forma, logra mantenerse joven.  

Pero Manx no está solo. Para llevar a cabo sus terribles planes, necesita un compañero tan deleznable como él. De hecho, Bing Partridge, el Hombre de la Máscara de Gas, es uno de los secundarios más inquietantes que me he encontrado en un libro. El pasado de este sujeto esconde un episodio bastante perturbador con la violencia y el sexo como elementos principales. Eso, y su facilidad para acceder a sustancias peligrosas (sedantes en forma de gas), lo convierten en el secuaz idóneo para Manx. Entre demonios las cosas fluyen con una facilidad deliciosa, supongo.  

A ratos, Hill se acelera un poco en la narración. Aun así, considero que “NOS4A2” es una novela espléndida. Básicamente, podríamos encajarla en la categoría de terror, aunque la fantasía es un recurso muy necesario en la historia. Las secciones de horror, en especial la parte en que se nos traslada el pasado de Bing o algunos eventos acaecidos en Christmasland, son de una crudeza considerable. El autor no se anda por peteneras y las descripciones sangrientas se suceden con una claridad impactante.  

Además del ritmo narrativo y los juegos de palabras, se hace evidente otro de los aspectos característicos de Joe Hill: su amor hacia el cine, la literatura y la música, que queda del todo expuesto en la novela y se integra perfectamente en la trama. En el plano literario, es innegable la influencia de King en su trabajo. Algunos guiños a “It” me hicieron sonreír en más de una ocasión. También encontré alusiones a “Christine” y “Cujo”. Es como si Hill quisiera rendir homenaje a su padre fusionando elementos del universo King con su propia obra, y eso a una friki como yo le resulta fascinante.  

Lógicamente, King no es la única influencia de Hill. Es inevitable rescatar la figura de “Drácula” a medida que vamos conociendo a Manx, que aquí es planteado como una especie de modernización del personaje de Stoker. Los entendidos en cine de culto también encontrarán ciertas similitudes entre el villano de la historia y el protagonista de la película “Nosferatu”, una joya de los años 20 que nos presenta a un vampiro contrahecho, delgado, con facciones huesudas y una cabeza muy particular. Charlie Manx es el vivo retrato de este personaje. Y Bing sería, en este sentido, el equivalente a Renfield, el encargado de velar por los intereses del Conde. Hill metió en una coctelera todo cuanto le fascinaba del súper vampiro y lo adaptó a sus necesidades literarias.  

Al acabar el libro, aparte de concluir que se trataba de una historia magnífica, llena de inventiva y con un final fantástico, me vi viajando, de forma inconsciente, al universo de Wes Craven, más específicamente al mundo de las pesadillas de Freddy Krueger. Si lo pensamos bien, tanto el Atajo de Vic como Christmasland, son dos alegorías del sueño, la forma en que los humanos podemos escapar de la realidad, aunque a veces el camino se vuelva caótico, un sinsentido o un horror provocado por el peor de nuestros enemigos: nuestra propia mente. La idea de Krueger era vengarse de los padres que lo acusaron matando a sus hijos mientras éstos dormían. Y Manx, de alguna manera, hace algo parecido: castiga a los malos padres “salvando” a sus hijos. En cualquier caso, es una alusión directa a la responsabilidad paterna, a la necesidad de proteger a los niños de un mundo lleno de crueldad y depravación: la realidad les va a robar la inocencia en algún momento, y son los padres los que deben encargarse de que eso se produzca lo más tarde posible. Si no, vendrán Charlie Manx, Freddy Kruegger, Drácula, Bing, Renfield, el Conde Orlok y todos los villanos desalmados que se nos ocurran a poner orden.  

Y me parece lo más conveniente, ahora que lo pienso.  


Comentarios

  1. Adentrarse en tus reseñas, Saray, es como pasear por las páginas del libro al que hagan referencia, estrechar la mano de su autor y codearse con los personajes de la trama. Como te dije en otro comentario, no me da la vida para leer tanto, ni el dinero para comprar los libros que quisiera, pero aunque no llegue a leer todos los que me gustaría, haber tenido la ocasión de visitar tus reseñas ya es como haber rozado siquiera suavemente las páginas que acaso nunca lleguen a mis ojos. Gracias por todo lo que aportas.

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    1. Muchísimas gracias, Pablo. Cada vez que leo uno de tus comentarios, me inspiras a seguir escribiendo. Un abrazo grande.

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